miércoles, 13 de noviembre de 2013

DE LA IMAGEN AL TEXTO- El vendedor de humo

¿Cuántas veces vemos proyectada en una pantalla aquella historia que conocemos por haberla leído anteriormente?


Como práctica de escritura, vamos a hacer el camino inverso. Veremos cortos animados para terminar escribiendo. Esta actividad tiene como fin desarrollar y enriquecer la escritura.
Consignas:
Utilizarán un narrador en tercera persona omnisciente, serán sumamente descriptivos y detallistas de cada una de las acciones que relaten. No dejarán de narrar ninguna de las causas y efectos que conducen la historia hasta el conflicto. Describirán a la perfección los lugares, las actitudes de los personajes, sus sentimientos y las características de los objetos.
Probablemente necesiten armarse una lista de vocabulario, utilicen sinónimos, no repitan palabras; recuerden la función que cumplen los pronombres justamente en la cohesión del texto.
Enmarcarán el relato en un pasado, para esto van a tener que repasar el uso adecuado de los tiempos verbales en la narración. Y a no descuidar la ortografía y puntuación. Leerla en voz alta entre los compañeros del grupo para ayudarse y corregir los errores.
¡A escribir cuánto se pueda!



  


5 comentarios:

  1. Un día como cualquiera, se encontraba Leonardo, un mago, cuyos trucos eran maravillosos. Tomó su telescopio, observó a su alrededor hasta que se detuvo en algo. Ese “algo” era un pueblo pequeño de ese lugar. Leonardo soltó el telescopio, tomó sus cosas y de dirigió hacia ese pueblo. Viajó con su carreta, la cual estaba forrada con un poster donde aparecía Leonardo, lanzando humo mágico en su recorrido. El viaje no fue largo, ya que solamente tuvo que descender por la montaña para llegar al pueblo.
    Al llegar, rápida y distraídamente, atropelló a un perro del pueblo, pero afortunadamente no le hizo daño. Leonardo se detuvo rápidamente y su carreta se abrió, transformándose en un escenario.
    Leonardo, con su escenario ya armado, puso una canción de fondo y se inspiró en hacer algunos trucos. La anciana de enfrente, que tejía ropa sentada en su silla tranquila, escuchó la canción que puso Leonardo. Se levantó, caminó hasta Leonardo y él hizo, con su magia maravillosa y sus trucos sorprendentes, un ramo de flores para la anciana, pero ella no tenía esas intenciones, sino que fue a apagar la música.
    En ese silencio del pueblo, apareció un niño jugando con un avión de papel. Cuando Leonardo lo vio, aprovechó el momento para transformar y mejorar el avión del niño en algo muy superior a lo que era. El niño, contento con su avión mejorado, fue a jugar por todo el pueblo. Un vecino observó lo que Leonardo hizo con ese avión y, rápidamente, llevó a su perro para que lo mejore. Leonardo aumentó el tamaño del perro y lo hizo más fuerte. Los vecinos, al observar lo que hizo Leonardo, empezaron a llevar cosas suyas para que Leonardo las mejore y, de esta forma, ganar dinero que la gente le dejaba y ganarse la confianza del pueblo.
    Dos ancianas se acercaron con sus pobres vestimentas y Leonardo hizo de esas vestimentas una apariencia muy lujosa. Hasta la anciana de enfrente fue a mejorar su vestimenta y Leonardo hizo de su vestido muy hermoso y de su cabello un rubio con un amarillo vivo.
    Leonardo logró ganarse la confianza y la admiración del pueblo haciendo superior, cada una de las cosas de los habitantes, con sus maravillosos trucos. Mientras todos estaban contentos con las obras de Leonardo, el niño que jugaba con su avión se distrajo y se le cayó el avión en una fuente con agua. Rápidamente, el perro observó como el avión caía a la fuente y quiso alcanzarlo, pero se metió al agua con el avión del niño.
    Al salir del agua, algo cambio. El avión volvió a ser el avión de papel de antes y el perro volvió a ser el cachorro pequeño y débil que Leonardo atropelló al llegar al pueblo. Solo había una explicación para esto. Si, el agua anulaba la magia en los objetos, pero solo el niño se había dado cuenta.
    Leonardo llamó la atención del gobernador del pueblo con sus trucos, tanto, que el gobernador decidió salir a recibirlo. La gente del pueblo levantó a Leonardo y lo llevó hasta el gobernador. Leonardo cayó ante el gobernador, lo saludo y quedó impresionado al ver la joya que contenía el bastón del gobernador. Tomó el bastón del gobernador y lo convirtió en un monumento al gobernador. +

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  2. + El día se ponía lluvioso y él sabía lo que el agua hacía con su magia, la anulaba. Tomó sus cosas, cerró su carreta transformada en escenario y, antes de marcharse, volvió el niño a quejarse por su avión. Leonardo , disimulando que no había ningún inconveniente, tomó una vela cualquiera y la convirtió en un avión similar al anterior y dejó al niño contento con su nuevo avión a la vista de todos los vecinos.
    Leonardo se despidió de todos desde su carreta y se fue antes de que empezara a llover. Todos lo saludaban con gran admiración, algunos llorando y otros felices de lo que hizo en ese pueblo con las cosas de los vecinos.
    Empezaba a llover y Leonardo ya en su carreta y aleado del pueblo, en pleno viaje, sacó una joya que tenía escondida. Si, era la misma joya que tenía el bastón del gobernador del pueblo, el solamente convirtió su bastón en un monumento, pero nunca le hizo nada a la joya, sino que se la quedó.
    Cayeron las primeras gotas, y Leonardo sabía muy bien lo que eso significaba. Con su sonrisa pícara, miró hacia atrás, mirando como las cosas que él había mejorado, se desmejoraban y volvían a ser lo que antes fueron. Leonardo se hizo más anciano con la lluvia. Si, su aspecto físico también era parte de su maravillosa magia. Y así, él se quedó con la joya, se ganó a todo el pueblo y, antes de que ellos se den cuenta de que todo era una farsa, Leonardo se fue, para no volver…

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  3. Viajando desde muy lejos, presentando sus actos por todo el mundo, el vendedor de humo, a través de un telescopio, alcanza a ver un pueblito rodeado de montañas con unas cuantas casas.
    Al ver que ese era un lugar ideal para su actuación se dirige en una especie de carreta a vapor.
    Desde lejos Marcos vio que un gato pequeño y gris, con un pez en la boca se subió a un árbol, ya que fue perseguido por un perro que quería sacarle el pescado. El gato se acomodo plácidamente en el árbol mientras el perro desesperado no dejaba de ladrar. De repente a los tumbos se acercaba el ''Vendedor de humo'', quien hizo gritar al perro y este se agachó para que no lo atropellara. En el último tumbo, Marcos salió volando de la carreta y cayo al suelo, la carreta se abrió detrás de él en la plaza del pueblo,y se transformo así en un maravilloso escenario. Marcos se encontró alegre al pensar que iba a presentar su acto, pero rápidamente se había dado cuenta que ese pueblo, estaba desierto.
    Lo que Marcos no sabía era que los pueblerinos estaban cumpliendo con sus respectivos trabajos. Marta la anciana del pueblo quien estaba sentada en un banco de madera al lado de un árbol, estaba pelando papas, mientras que Roberto, furioso, retaba a su perro por no haber sabido cuidar su pescadería y haber dejado que el gato se llevara uno de su pez.
    Marcos comenzo por encender su tocadiscos y puso una lenta melodía para ver si con eso podía llamar la atención de alguien.
    Vio que Marta muy curiosa se acercó de a poco, ya que es una anciana y no podía acelerar mucho su paso, el vendedor de humo agarró su telescopio y con su humo mágico y violeta, lo transformo en un ramo de flores. No sabía que lo único que Marta quería era apagar esa música que para ella era horrenda y molesta. El se rindio y arrojó el ramo al suelo, subió a su escenario e intento con otra música, empezó a juguetear haciendo cosas con su humo, pero se dio cuenta que nadie le prestaba atención. Se puso a jugar con el perro de Roberto. De pronto apareció Lucas, un pequeño niño de 8 años, imaginando que su intento de avión puedía volar. A Marcos se le ocurrió una magnífica idea, lo siguió, agarró el juguete de Lucas y con su humo lo transformo en una pequeña avioneta, haciéndola volar y creando un espiral violeta en el cielo. El pequeño avioncito se desplomo y cayó en la cabeza del perro de Roberto, el pueblerino agarró este avioncito y se lo devolvió, lo que él quería era que transformara a su pequeño y tonto perro en un grande, malvado y protector perro. Marcos lo subió al escenario convirtiéndolo así, en lo que Roberto tanto quería. Roberto le dio unas cuantas monedas de oro en forma de agradecimiento.
    Marta vio esto y se acercó, le mostró una foto que contenía a una jovencita rubia, maquillada y con un hermoso vestido rosado. Marcos translado eso a su persona con su mágico humo. Se acercaron dos damas más, Elisa y Paula, pidiéndole que convierta sus vacías canastas en unos lindos bolsos. Estas tres damas pusieron monedas de oro en el cofre como muestra de agradecimiento. Y así sucesivamente convirtió todos los caprichos de los habitantes del pueblo, recibiendo como muestra de agradecimiento esas monedas de oro por las cuales tanto trabajaba.
    Marcos nunca se imaginó quien se iría a enterar de su magia. Quien más y quien menos que el Alcalde del pueblo. +

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  4. +Lucas quiso alcanzar el avioncito y se choco con el perro de Roberto, el avioncito voló hacia un balde con agua y en ese instante al mojarse se deshizo el hechizo y el avión se volvío a transformar en lo que era al principio un insipido avión de papel.
    Se acercaba una gran tormenta al pueblo. Exaltadamente el ilusionista empezó a guardar todo como si algo le preocupara y el niño enojado lo interrumpió reclamándole por su avioncito que volvió a ser solo un pedazo de papel.
    Marcos lo agarró, lo escondió atrás de su espalda, agarró una vara de madera y convirtío eso en un cohete. Revoleo el intento de avión de Lucas, el perro de Roberto lo vio y fue a perseguirlo, el avión de papel cayó en un bebedero antiguo y con el, el perro de Roberto. Las campanas de la Alcaldía sonaron presentando así al Alcalde, quien lo busca al tan nombrado ''vendedor de humo'' al haberse enterado de todo lo que había echo con la gente del pueblo.
    Este fue levantado en andas por la población, se lo llevaron al Alcalde.
    Lo primero que vio fue un gran rubí rojo, que se encontraba incrustado en el centro del Alcalde, agarró el centro, lo clavó en el suelo y con su humo lo transformo en una gigante estatua del Alcalde. El aprovechó para irse antes que llegue la tormenta y Marta les avisó a los pueblerinos que se iba. Todos tristes y con lágrimas en los ojos lo despidieron por todo lo que habia echo por ellos, en ese momento salío el pero del bebedero convertído en el pequeño perro que era hacía un tiempo atrás; comenzó a llover y cada uno de los hechizos hechos por marco volvieron a ser como eran antes de la magia.
    La lluvia también lo alcanzó a Marcos quien se alejaba con el Rubí cada vez más y más del pueblo; al mojarse dejó de ser un jóven y encantador mago para convertirse en un anciano ladrón, vendedor de falsa ilusión.
    Integrantes:Abigail Gómez, Barbara Ordoñez, Rocio Florio, Nahir Martines y Pablo Aiquipa.

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